Historias
mínimas.
“Otra
vez la sincera intimidad con los objetos. La fascinación que produce
en Borges su ausencia de vida, que es por otra parte la medida de su
grandeza, la condición de su inmortalidad. Pero el puñal es algo
más también: es el mensajero de la muerte, el ariete incansable de
la historia humana, tanto en sus grandezas como en sus traiciones. Un
puñal son todos los puñales, desde aquellos que abatieron a César
hasta estos otros que empuñan, temerosos, los rufianes en los
arrabales de las grandes ciudades. Mas !qué inutilidad, qué
sinsentido el del puñal abandonado en el cajón del escritorio sin
una mano que le transfunda su sangre criminal!”
Ficha
de grabación:
Texto:
Jorge Luis Borges.
Narrador:
Javier Merchante.
Música:
Alexander Franke.
Duración:
3:06.
EL
PUÑAL
(Jorge
Luis Borges)
En un
cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo
pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del
Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.
Quienes
lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho
que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la
espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la
vaina.
Otra
cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales;
los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de
algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en
Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere
derramar brusca sangre.
En un
cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente
sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima
cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en
cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.
A
veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fé, tan apacible o
inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.
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